viernes, 4 de noviembre de 2011

Maravillas de la naturaleza



Tres horas, tres documentales de National Geographic en la plataforma digital de la que soy usuario (o sea, la que me saca pasta por meterme programas de TV en casa, ya sé que cualquier persona sensata pagaría justo por lo contrario, pero la vida es como es, y además, hay programas culturales y documentales sobre la naturaleza como los de National Geographic, que es a lo que íbamos...).
Pues eso, a lo que íbamos. Me tomo la tarde descanso y fare niente; y para no hacer nada, qué mejor que la TV. Me embucho por tanto tres documentales en los que he aprendido varias cosas de opinable interés. A saber:
Un leopardo puede cazar un jabalí adulto de piel rugosa (ya saben, como el Pumba deRey león), pero le resulta muy difícil llevar la presa a un lugar donde pueda devorarla a gusto, sin ser acosado por leones y hienas. Al final, el leopardo se ha quedado en ayunas y los leones (más bien las leonas), se han puesto hasta el rabo de jabalí. La vida es dura, y en el Serengeti ni te cuento.
Otra. Si eres buceador y estás filmando tiburones a diez o doce metros de profundidad, en las costas de Madagascar, y los dichos tiburones se ponen tontuelos, es mejor no salir a toda prisa, porque los escualos interpretarán la súbita retirada como una incitación al ataque. Es aconsejable huir, pero despacio y sin perder los nervios. Aquello de “No corráis que es peor”, viene de molde a la comprometida circunstancia. Tomo nota, por si se presentara la ocasión.
La última. El transporte de presos en Alaska, de un penal a otro, es trabajo delicado. Si se escapa un convicto, al ser la mayoría de ellos oriundos de la zona y expertos conocedores de la misma, e inmensamente grande el territorio, resulta tarea ímproba volver a echar el guante al fugitivo. Es como buscar un indio escondido en Alaska. Difícil de cojones.
Tres documentales, tres. No sé lo que habrá costado la producción, filmado y montaje de cada uno de ellos, pero, seguro, con el suelto, los ripios y las propinas daba para alimentar durante quince o veinte días uno de esos campamentos de refugiados en Somalia que salen a diario en los informativos. Para eso está la TV, digo yo, para mostrarnos cómo muere la gente de hambre y para aconsejarnos sobre verdades elementales y muy útiles en esta vida:
-Si eres leopardo, mira bien lo que cazas y dónde te lo vas merendar, que los leones son muy hienas, y las hienas muy buitres.
-Si eres buceador y te persigue un tiburón, haz como que no lo ves. Pasa de él.
-Si cumples condena en Alaska, te llevan de un presidio a otro y decides fugarte, evita el color amarillo, que los visten así para distinguirlos desde el helicóptero (ya es mala leche).
Y lo de Somalia, claro.
Por 19´90 al mes, mi plataforma digital me tiene contento.

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