martes, 6 de diciembre de 2011

En misa y repicando

Me alucinan y, la verdad, me enojan un poco estos caraduras. Llevan toda la vida... Bueno, lo escribo en términos hablísiticos: Llevan toooooda la vida amparándose en la Constitución para mantener sus chiringuitos, y ahora nos salen con que, roto el invento, jodida su adhesión al fabricante.
Hace muchos (entendámonos: muuuuuuchos años), se les dijo hasta la saciedad que una Constitución monárquica que consagraba la "economía de mercado", tarde o temprano nos llevaría adonde estamos. Pero ellos, claro: como quien oye llover. Necesitaban un "marco constitucional" de convivencia, desde el cual combatirían denodadamente por acabar con la injusticia social, los privilegios de las minorías, etc.
Y hasta aquí hemos llegado.
Que pidan perdón a todos los españoles por haber cocinado, negociado, aprovechado, comido y bebido opíparamente de este orden constitucional, y después ya se pueden poner todo lo dignos o indignados que quieran.
La gente que está en todas las bodas y nunca ha tirado una gota de cava al suelo, nunca me ha parecido de fiar. Son... ¿cómo decirlo? Como los gorrones profesionales, los que acuden a todas las bodas y nunca dejan migas en el plato. Y encima se quejan del menú.

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