domingo, 27 de febrero de 2011

Álvaro Cunqueiro

José Vicente Pascual González - Blogs

Libros gratis, claro. ¿Y qué más? En este blog no vas a encontrar libros para descarga gratis. Pero a lo mejor das con algún enlace que te sirva. De nada.

El Faro de Vigo - 27/02/2011



CÉSAR CUNQUEIRO - POETA E HIJO DE ÁLVARO CUNQUEIRO


En una carta al poeta Miguel Garcés, dice Cunqueiro poco antes de su fallecimiento, "Todavía hay muchos que me ven solamente como un neotrovador, con "ligera gracia". Cuando yo he pretendido, salvo en ocasiones de diversión, que nadie me puede prohibir, decir algo del hombre, del hombre que me tengo y de los otros hombres. Y de la vida más propia del hombre, esa vida que es el eco de un sueño, que ahora sabes que la tuviste, por un eco...". Desde la muerte de Cunqueiro han ido ganando complejidad las interpretaciones de su obra aunque con predominio de estudios parciales o de obras particulares. Estamos ya lejos de los simplismos iniciales, aquella "imaginación de don Álvaro", si bien muchas veces esos estudios o interpretaciones están guiados por un prejuicio externo como cuando se busca una intencionalidad política, recuerdo ahora una tesis sobre "las crónicas del sochantre" o una recopilación de sus artículos sobre el "Imperio Secreto", en un intento ingenuo, además de equivocado, de centrar la importancia de su obra en una oculta crítica política con olvido del proyecto literario del escritor. 
Cualquier interpretación global del autor tiene que partir de la obra misma si quiere ser fecunda. Cierto que la crítica de la literatura puede demostrar todo o casi todo pero los resultados suelen ser estériles.
Cuantas veces escuché a Cunqueiro criticar la metodología que podríamos llamar "El lecho de Procusto": si un estudioso dice que para situar a un escritor en tal categoría tal autoridad señala como requisitos, a, b, c... y el escritor no reúne el requisito "a", pues está excluido de la categorización en cuestión. Insisto en lo ineludible de atender a los textos y al proyecto literario del escritor.
Lo que sigue se limita a la prosa narrativa de Cunqueiro, exceptuando la obra teatral y poética que plantea otros problemas así como los ensayos del escritor.
La palabra Paraíso tiene su origen en el iranio y significa parque cerrado en el que cazaban el rey y los nobles. En los textos neotestamentarios el Paraíso comprende el Edén del Génesis y es un lugar que se encuentra al final de los tiempos. El concepto que tenemos de Paraíso excluye de él el tiempo y el espacio sustituidos por la simultaneidad y la ubiquidad, la homogeneidad frente a la heterogeneidad, la reversibilidad que excluye la causalidad de lo sucesivo, como un punto de alta densidad donde todo es posible.
Toda la novela contemporánea, dice Lezama Lima, está atravesada por el terrible concepto de lo temporal, por la maldición de lo sucesivo. Pero la lucha contra el espacio y el tiempo en la novela se puede realizar con diferentes medios y al servicio de fines muy dife-rentes.
Pensemos por ejemplo en el "Nouveau Roman" con su limitación del espacio y del tiempo, la desvalorización del argumento y de la caracterización psicológica, con su estudio de los flujos de conciencia donde las categorías espacio-temporales no juegan.
Lezama Lima con un proyecto literario similar al de Cunqueiro pero con medios muy diferentes, se esforzó también en lograr un tiempo poético liberado de lo cronológico, con una expansión infinita de la imagen.
Pero es Cunqueiro al servicio de su proyecto literario del que luego diremos, el que más radicalmente elimina el espacio-tiempo y la causalidad de lo sucesivo en la búsqueda, como Lezama, de enlaces ocultos entre referentes tremendamente distanciados, hallando así una armonía universal encubierta por la relación causa-efecto (Lezama). Desaparece así la dictadura de lo antecedente-derivado y todos los elementos enlazados constituyen un plasma de igual poder germinativo. Diríamos que todo es célula madre. 
Pero esta radicalidad cunqueiriana y la instauración de las características estructurales del Paraíso solo es posible en el lenguaje. Sólo en el lenguaje son posibles los milagros. Así Cunqueiro escribe el Texto Paradisíaco. Técnicamente (y empleo la termino-logía lezamiana tan fecunda a la hora de analizar la obra de Cunqueiro) en base a transportar imágenes congeladas (extirpado el nervio histórico) de épocas por él amadas de la historia y cultura universales junto a imágenes de cosas, seres, acontecimientos por él cálidamente vividas en el tiempo circular del calendario de una sociedad agraria y preindustrial (tierra de Miranda que funciona como La Habana en Lezama).
Se produce así en este transporte misterioso de objetos que es la metáfora, una nueva luz, se desvanece el tiempo histórico y aparece la causalidad por la imagen de las "eras imaginarias".
Todo es posible en el Paraíso lingüístico, una vez eliminado el tiempo y el espacio, se debilita la distinción entre sujeto y objeto que varían su función según su posición sintáctica, Desaparecen las fuertes identidades psicológicas a causa de esta polivalencia funcional. La yuxtaposición de todos los referentes originan una tectónica de placas de imágenes que está en el origen de las cadenas infinitas de transformación de unos referentes en otros. Todo lo que puede ser pensado encuentra su plasmación en la omnipotencia del lenguaje. 
Si el resultado de la historia de la civilización y de la ciencia es establecer rejillas y cuadrículas sobre la continuidad de la naturaleza, el Paraíso lingüístico cubre con una lámina de continuidad las discontinuidades de la cultura. "El Paraíso está cubierto de flores", dijo Cunqueiro, pero debajo estallan las burbujas del plasma germinativo lingüístico. 
Y el texto paradisíaco de Cunqueiro, como el de Lezama, está destinado a poner de relieve lo que se pierde, lo que se ha perdido en el proceso globalizador y tecnológico, en el actual proceso de redes, la magia de la morada del hombre, por la desaparición de las viejas sociedades agrarias que la habían resguardado durante milenios, por la uniformidad que impone la actual revolución tecnológica que con la desaparición de la agricultura tradicional supone una revolución tan importante como la del neolítico.
El director de cine Kurosawa decía que el hombre cambió en los años cincuenta del pasado siglo y Levi-Strauss que vamos camino de una monocultura industrial como la de la remolacha.
Las características paradisíacas del texto cunqueiriano explican algunas particularidades que en su momento merecieron críticas absolutamente pedestres. Por ejemplo la falta de tensión o una cierta indefinición en la parte final de alguna de sus obras. Como si el autor hubiere carecido de tiempo para finalizar. Pero es que el Paraíso no puede tener un fin, sólo la infinita cadena de las trasformaciones. Análogamente el río Puraná de Lezama que es el Paraíso no desemboca en el mar, tiene una forma circular y hierve con su acarreo de todos los referentes.
Lo mismo ocurre con los símbolos onomásticos que aparecen al final de algunas de las obras de Cunqueiro, índices que vienen a ser como un metalenguaje, como una señal de otra dimensión, un poco como los altares de los Olímpicos de Alejandro en el río Hidaspes.
Otro aspecto que explica perfectamente el texto paradisíaco es la poca importancia del argumento en la prosa cunqueiriana lo que conlleva que no haya direcciones privilegiadas de lectura y que el texto no pierda su inteligibilidad cualquiera que sea el punto en el que se comienza.
En realidad obras mayores y artículos de periódicos constituyen un único texto paradisíaco que según las necesidades editoriales pueden ser agrupados en libros o bien, lo que es perfectamente posible, divididas las llamadas obras mayores en subunidades o agruparlas con otras. El concepto de libro frente a la unidad del texto es muy relativo en Cunqueiro.
Un aspecto muy interesante es la relación del texto paradisíaco con el cine (cfr Lewis Carrol, Nouveau Roman), pero ese sería materia de otro artículo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.