Josefina Aldecoa

José Vicente Pascual González – Blogs

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M. S. M, AGENCIAS 
La escritora Josefina Aldecoa falleció ayer, a los 85 años, en la localidad de Mazcuerras (Santander). En esa localidad cántabra, en una casa de indianos con un maravilloso jardín, pasó muchos veranos hasta que decidió trasladarse definitivamente convirtiéndola en su refugio preferido para escribir. 
De familia de maestros, había nacido en La Robla, León, en 1926 y estudió Filosofía y Letras en la Universidad de Madrid, en la que entró en contacto con un grupo de amigos que acabaron convirtiéndose en los intelectuales más liberales de su época y formando parte de la Generación de los 50: Carmen Martín Gaite, Rafael Sánchez Ferlosio, Alfonso Sastre, Jesús Fernández Santos e Ignacio Aldecoa, con quien se casó en 1952 y del que acabaría tomando el apellido.
Comprometida con la enseñanza y muy influenciada por las ideas liberales que había puesto en marcha la Institución Libre de Enseñanza, en 1959 fundó en Madrid el colegio Estilo en el que reprodujo las ideas pedagógicas que había conocido en Inglaterra y Estados Unidos. La pedagogía no la apartó de su otra vocación: la escritura, una actividad en la que se había iniciado con «A ninguna parte», publicado en 1961. 
Refiriéndose a aquellos años, la escritora dijo en alguna ocasión: «Éramos realistas porque en aquel momento tLenía que ser así. Después los jóvenes ya fueron más intimistas pero en aquel momento hablábamos de la caída de un albañil del andamio o de la dificultad o sordidez de ser niño».
Josefina Aldecoa fue una de las escritoras que más trabajó en este país, pero sin ruidos ni alharacas, siempre humilde, y contribuyendo, con toda su obra, a reflejar el alma femenina, el costumbrismo de una época y su amor por los jóvenes, por la educación y la docencia. Estaba convencida de que la República española fue una «experiencia europeísta que si hubiera descollado bien, el país hubiera avanzado a pesar de su enorme retraso». Creía que la sociedad española sería otra si las ideas educativas venidas de Europa de la mano del Krausismo hubieran tenido tiempo de consolidarse.
Autora de la trilogía formada por «Mujeres de negro», «Historia de una maestra» y «La fuerza del destino», en la que puso el espejo retrovisor para revisar toda una etapa de la vida española, y donde hablaba de temas tan polémicos y actuales como la retirada de los símbolos religiosos de las escuelas, esta licenciada en Filosofía y Letras repartió su vida entre enseñanza y la literatura. En «Historia de una maestra» estaban los dos caminos que marcaron su vida, la enseñanza y la literatura. El libro es un testimonio literario con las vivencias de su propia madre, pero también una visión muy real de lo que fue aquella España. 
Con Aldecoa se va una gran escritora y una época, pero también una mujer pionera que tuvo que luchar en un periodo gris bajo la amenaza de la censura cultural y la autocensura. Fue una mujer que engendró su compromiso ético y social cuando fusilaron a su profesor de la Escuela Preparatoria. «Ahí comprendí que la política tenía que ver con la cultura y que, en determinadas circunstancias, la cultura era peligrosa».
Entre sus últimas publicaciones están «Los niños de la guerra», «La enredadera», «Porque éramos jóvenes» y «El vergel». En 2002 publicó «El enigma» y el libro de memorias «En la distancia». Su última novela, «Hermanas», es de 2008.