José Vicente Pascual González - Blogs
Libros gratis, claro. ¿Y qué más? En este blog no vas a encontrar libros para descarga gratis. Pero a lo mejor das con algún enlace que te interese. De nada.
La historia de la Guerra Civil Española sigue siendo materia prima de los escritores contemporáneos.
La escritora española Almudena Grandes acaba de publicar “Episodios de una guerra interminable”, su proyecto de seis novelas sobre historias de la post-guerra Civil Española, en un lapso de 25 años, siendo “Inés y la alegría” la primera de ellas.
Su esposo, el también escritor Luis García Montero, reconocido poeta español, sorprende con una biografía novelada de Ángel González, uno de los más grandes poetas de la lengua castellana, que vivió los momentos más dolorosos de la historia española en el siglo XX.
Así, este matrimonio de escritores se vio por primera vez y cada uno por su lado, tocando las fibras más dolorosas de la historia española, su guerra civil y sus más terribles consecuencias. Todo desde diferentes frentes. “La Guerra Civil Española cuenta con mil y una historia para relatar un mismo dolor”, comenta Luis García Montero.
El matrimonio Grandes – García por años trabajó en el mismo espacio, un estudio grande en el cual compartían su biblioteca. “Trabajamos espalda con espalda, hasta que pudimos comprar el apartamento de arriba y así ampliar la casa, dividir el estudio en dos. De todas formas siempre trabajamos con la puerta entre abierta para pedirnos a gritos sinónimos”, comenta Almudena Grandes, quien hace 22 años sorprendió al mundo editorial con su novela erótica “Las edades de Lulú”, que posteriormente sería llevada al cine.
La clave, según ellos, ha estado en que son escritores en diferentes ramas de la literatura. “Luis escribe poesía y yo novela, eso nos hace más fáciles las cosas. Pero hay que reconocer que los escritores somos muy pesados y neuróticos, entonces al vivir con una persona que entiende y que pasa por las mismas cosas, te hace la vida más llevadera”, continúa Grandes.
Desde el inicio de su matrimonio tienen un pacto, nunca publicar un libro el mismo año los dos. “Es la forma en que él me cuida la neura de publicar, y al siguiente año yo hago lo propio con él”, dice la escritora española.
La escritora española Almudena Grandes acaba de publicar “Episodios de una guerra interminable”, su proyecto de seis novelas sobre historias de la post-guerra Civil Española, en un lapso de 25 años, siendo “Inés y la alegría” la primera de ellas.
Su esposo, el también escritor Luis García Montero, reconocido poeta español, sorprende con una biografía novelada de Ángel González, uno de los más grandes poetas de la lengua castellana, que vivió los momentos más dolorosos de la historia española en el siglo XX.
Así, este matrimonio de escritores se vio por primera vez y cada uno por su lado, tocando las fibras más dolorosas de la historia española, su guerra civil y sus más terribles consecuencias. Todo desde diferentes frentes. “La Guerra Civil Española cuenta con mil y una historia para relatar un mismo dolor”, comenta Luis García Montero.
El matrimonio Grandes – García por años trabajó en el mismo espacio, un estudio grande en el cual compartían su biblioteca. “Trabajamos espalda con espalda, hasta que pudimos comprar el apartamento de arriba y así ampliar la casa, dividir el estudio en dos. De todas formas siempre trabajamos con la puerta entre abierta para pedirnos a gritos sinónimos”, comenta Almudena Grandes, quien hace 22 años sorprendió al mundo editorial con su novela erótica “Las edades de Lulú”, que posteriormente sería llevada al cine.
La clave, según ellos, ha estado en que son escritores en diferentes ramas de la literatura. “Luis escribe poesía y yo novela, eso nos hace más fáciles las cosas. Pero hay que reconocer que los escritores somos muy pesados y neuróticos, entonces al vivir con una persona que entiende y que pasa por las mismas cosas, te hace la vida más llevadera”, continúa Grandes.
Desde el inicio de su matrimonio tienen un pacto, nunca publicar un libro el mismo año los dos. “Es la forma en que él me cuida la neura de publicar, y al siguiente año yo hago lo propio con él”, dice la escritora española.
“Inés y la Alegría”
“Inés y la alegría” es la primera novela de seis que prepara entorno a episodios desconocidos en la Guerra Civil Española Almudena Grandes, sobre la invasión del valle de Arán, cerca de los pirineos.
“Es algo que no te pasa nunca como escritor, que logres concretar una línea de escrituras para una buena cantidad de años. Fue todo casual, porque cuando escribí ‘Corazón helado’, mi anterior novela, creí saberlo todo sobre la historia de España contemporánea, pero me di cuenta que habían algunas cosas que no controlaba, y empecé a investigar para darme cuenta que no sabía nada de la Guerra Civil. Ahí me enganché a la historia como un niño con un videojuego. Llevo varios años en esta burbuja leyendo para saber e intentar comprender”.
Mientras acumulaba historias, sin saber qué hacer con ellas, publicó “Corazón Helado”, obra de gran acogida con una extensión cercana a las mil páginas. “No quería hacer una nueva novela de mil páginas, y me parecía absurdo salir con una de 200 páginas, entonces decidí hacer una cosa rara, que es lo que suelo hacer cuando no sé qué hacer”.
Intentó por todos los medios que la nueva historia que tenía entre manos, que luego se convirtió en “Inés y la alegría”, se transformara en guión cinematográfico, pero la literatura pudo más y se volvió una novela donde los españoles han podido verse en el espejo del pasado.
No era para menos, esta historia real contaba con los elementos cinematográficos necesarios para ser simplemente irresistible, al ser la operación, por parte de la Unión Nacional Española, de retoma del poder, al menos de una parte de España, en 1944, contando con la colaboración de la resistencia francesa en el exilio.
Pero luego de 18 meses de intentos para concretar el guión, convencer a productores que quedaban fascinados con la historia, pero les parecía muy costoso llevarla a escena, Almudena tomó las historias que le interesaba de todo lo estudiado, sobre la posguerra, y las puso sobre la mesa, donde se dio cuenta que tenía seis temas, para seis novelas, en una serie que llamó “Episodios de una guerra interminable”.
“Cuando un escritor desarrolla un hecho real en su obra, tiene la misma libertad que quien hace total ficción. Sin embargo, debe guardar cierta lealtad. El realismo no es sólo una opción estética, es un compromiso con la realidad”.
Causa curiosidad que de esta invasión poco o nada se supiera, pero Almudena encontró que para ninguna de las partes involucradas, era beneficioso hablar de ello, comenzando por Franco al ser la mayor humillación sufrida en el tiempo de su dictadora. “Cuatro mil tíos cruzaron las fronteras y se tomaron un valle, demostrando que Franco tuvo en España en un puño pero los pirineos nunca los controló jamás”.
Y finalizó: “Si la invasión hubiera salido bien, el Paseo de la Castellana se llamaría Paseo de Jesús Monzón, porque el usurpó el poder, pero hizo mejor trabajo que los dueños legítimos del mismo”.
“Es algo que no te pasa nunca como escritor, que logres concretar una línea de escrituras para una buena cantidad de años. Fue todo casual, porque cuando escribí ‘Corazón helado’, mi anterior novela, creí saberlo todo sobre la historia de España contemporánea, pero me di cuenta que habían algunas cosas que no controlaba, y empecé a investigar para darme cuenta que no sabía nada de la Guerra Civil. Ahí me enganché a la historia como un niño con un videojuego. Llevo varios años en esta burbuja leyendo para saber e intentar comprender”.
Mientras acumulaba historias, sin saber qué hacer con ellas, publicó “Corazón Helado”, obra de gran acogida con una extensión cercana a las mil páginas. “No quería hacer una nueva novela de mil páginas, y me parecía absurdo salir con una de 200 páginas, entonces decidí hacer una cosa rara, que es lo que suelo hacer cuando no sé qué hacer”.
Intentó por todos los medios que la nueva historia que tenía entre manos, que luego se convirtió en “Inés y la alegría”, se transformara en guión cinematográfico, pero la literatura pudo más y se volvió una novela donde los españoles han podido verse en el espejo del pasado.
No era para menos, esta historia real contaba con los elementos cinematográficos necesarios para ser simplemente irresistible, al ser la operación, por parte de la Unión Nacional Española, de retoma del poder, al menos de una parte de España, en 1944, contando con la colaboración de la resistencia francesa en el exilio.
Pero luego de 18 meses de intentos para concretar el guión, convencer a productores que quedaban fascinados con la historia, pero les parecía muy costoso llevarla a escena, Almudena tomó las historias que le interesaba de todo lo estudiado, sobre la posguerra, y las puso sobre la mesa, donde se dio cuenta que tenía seis temas, para seis novelas, en una serie que llamó “Episodios de una guerra interminable”.
“Cuando un escritor desarrolla un hecho real en su obra, tiene la misma libertad que quien hace total ficción. Sin embargo, debe guardar cierta lealtad. El realismo no es sólo una opción estética, es un compromiso con la realidad”.
Causa curiosidad que de esta invasión poco o nada se supiera, pero Almudena encontró que para ninguna de las partes involucradas, era beneficioso hablar de ello, comenzando por Franco al ser la mayor humillación sufrida en el tiempo de su dictadora. “Cuatro mil tíos cruzaron las fronteras y se tomaron un valle, demostrando que Franco tuvo en España en un puño pero los pirineos nunca los controló jamás”.
Y finalizó: “Si la invasión hubiera salido bien, el Paseo de la Castellana se llamaría Paseo de Jesús Monzón, porque el usurpó el poder, pero hizo mejor trabajo que los dueños legítimos del mismo”.
“Mañana no será lo que Dios quiera”
Ángel González fue uno de los grandes poetas de la lengua castellana y ficha clave en la formación en los versos de Luis García Montero, quien tuvo la oportunidad de ser cercano amigo del maestro hasta el fin de sus días.
“Él solía narrar los recuerdos de su infancia, una vida en la que cruzó la monarquía, la República, la revolución de Asturias y la Guerra Civil, perteneciendo a una familia republicana que pagó una factura muy costosa en la guerra”.
Luis García no dejó de insistirle a Ángel González que debía escribir su autobiografía, pero el gran poeta estaba cansado, agotado para una tarea de dicha magnitud. Por ello, Luis García decidió afrontar dicho reto y escribirla él.
“Mañana no será lo que Dios quiera” es producto de horas y horas de muchos encuentros. Por ello, decidí que lo mejor era olvidarme de relatarla a manera de biografía simple. Decidí novelarla para hacer sentir al lector lo que yo sentía cuando él me contaba sus historias de infancia”.
“Era claro que la admiración siempre ha estado presente, pero también tenía claro que no quería convertir su vida en la historia de un santo. Estaba la dureza de los hechos, en especial la Guerra Civil y la posguerra, que tanto dolor le produjo, pero también la esperanza y la alegría que alguien de su valentía podía sacar en esos momentos tan amargos”.
“Siempre me encantó como el maestro Ángel mostraba que en los momentos más duros de su vida, mientras caían las bombas, él podía enamorarse, de niño conoció el amor y el deseo en un sótano protegiéndose de los ataques bélicos. En medio de la tragedia está también la vida y la sonrisa”.
“Él solía narrar los recuerdos de su infancia, una vida en la que cruzó la monarquía, la República, la revolución de Asturias y la Guerra Civil, perteneciendo a una familia republicana que pagó una factura muy costosa en la guerra”.
Luis García no dejó de insistirle a Ángel González que debía escribir su autobiografía, pero el gran poeta estaba cansado, agotado para una tarea de dicha magnitud. Por ello, Luis García decidió afrontar dicho reto y escribirla él.
“Mañana no será lo que Dios quiera” es producto de horas y horas de muchos encuentros. Por ello, decidí que lo mejor era olvidarme de relatarla a manera de biografía simple. Decidí novelarla para hacer sentir al lector lo que yo sentía cuando él me contaba sus historias de infancia”.
“Era claro que la admiración siempre ha estado presente, pero también tenía claro que no quería convertir su vida en la historia de un santo. Estaba la dureza de los hechos, en especial la Guerra Civil y la posguerra, que tanto dolor le produjo, pero también la esperanza y la alegría que alguien de su valentía podía sacar en esos momentos tan amargos”.
“Siempre me encantó como el maestro Ángel mostraba que en los momentos más duros de su vida, mientras caían las bombas, él podía enamorarse, de niño conoció el amor y el deseo en un sótano protegiéndose de los ataques bélicos. En medio de la tragedia está también la vida y la sonrisa”.
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