miércoles, 15 de diciembre de 2010

Juan Eduardo Zúñiga

José Vicente Pascual González - Blogs

ABC - 15/12/2010


Eterno retorno nietzschiano a la literatura española de un clásico, Juan Eduardo Zúñiga. «Brillan monedas oxidadas» (Galaxia Gutenberg-Círculo de Lectores) atesora quince relatos que giran en torno al conflicto del ser humano con su medio, hablan de la intimidad y de los estados de ánimo, y declinan la voz entrecortada de la historia. Todos los personajes se rebelan frente a su destino. La fuerza del vendaval narrativo de Juan Eduardo Zúñiga agita las cortinas rasgadas como un gran pájaro hitchcockiano, proponiendo el simbólico significado de los espacios cerrados y opresivos en los que anidan la codicia, el miedo y el poder que limitan la pretensión humana de libertad y realización personal. De repente, en uno de esos grandes relatos, una joven repartidora de pizzas cruza la noche madrileña en su potente moto y, como Lady Godiva, se despoja de su ropa en un sueño de libertad. Zúñiga busca en medio del infierno lo que no es averno. Desde su bosque nevado, el hombre que edificó una obra capital sobre la literatura rusa a partir de una tríada emblemática —Pushkin, Turguéniev y Chéjov—, descubre la soledad de quienes ocultan una doble vida, y también la degradación de la pobreza, visible en un relato que narra la incierta vida de un joven al que la sociedad ya ha condenado a una existencia sin amparo. Finalmente, el autor fija un lema, «Sus vidas eran demasiado iguales...», que esconde la frustración de expectativas muy intensas, ya sea en el amor o bien la venganza, y la ambición de que la «poesía exprese los anhelos más íntimos y hermosos», suspira J.E.Z.
Algunos personajes de Zúñiga son reales, pero brillan en sombras de ficción oxidadas. A Juan Eduardo Zúñiga le interesó el anunciado viaje de Franz Kafka a Madrid, y sobre él describe la posible relación con su tío, que sí vivía en Madrid y era un alto cargo de los ferrocarriles españoles. Disfruten con estos quince joyas literarias, «un libro sorprendente escritor por un autor pleno de juventud y energía», como lo esculpió Gustavo Martín Garzo. Zúñiga reunía, en la sede de Círculo de Lectores, a muchos de sus devotos y amigos, como Luis Mateo Díez, convocados a la realidad más secreta de un sublime menú. A J.E.Z. le gustaría ser «un buen chef de literatura».

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