martes, 30 de octubre de 2012

La reina de las dos lunas

Hay novelas de ambientación histórica para pasar el rato, entretenerse y, acaso, gozar la  ilusión de que se aprende con amenidad sobre épocas que nos atraen o directamente nos fascinan. (Lo de aprender es bastante relativo porque la novela, ante todo, es un género de ficción y no conviene que la historia determine la ficción, de por sí libérrima;  ni que la ficción desvirtúe lo histórico).

Hay novelas de ese estilo, decía. Y hay novelas para adentrarse en la literatura de primera línea, casi prescindibles los etiquetados ("histórica", "fantasía", "negra"). Qué difícil definir El siglo de las luces o Bomarzo como novelas históricas. Qué difícil encuadrar sin más la última novela de José Manuel García Marín en el género sin añadir de inmediato que La reina de las dos lunas es, por encima de cualquier otra consideración, una inmensa novela. Y no le hacen falta más calificativos.

Y además se puede disfrutar de la recreación histórica, aprender sin temor a que la imaginación del autor y su pericia narradora nos deslumbres con el espejismo de supuestos hechos históricos que nunca existieron. No es el caso. La documentación es rigurosa y se administra con maña experta, sin abrumar, sin concesiones al circunloquio o el excurso, sin alardes. La documentación sirve a la acción e intención literaria de la obra, transpira a lo largo de la narración, subraya los episodios más memorables... Todo en un discruso perfectamente estructurado y en el que intervienen con esmerada eficacia los universales de la literatura, aquellos que hicieron proclamar a Monterroso "Todo está dicho, nada está escrito": el viaje, la fatalidad, el aprendizaje, el amor, el desvelamiento, el destino... Todo está dicho, lo importante es saber contarlo. Y José Manuel, sabe.

domingo, 28 de octubre de 2012

La izquierda reaccionaria

Mi amigo Marín Domingo Carrillo, además de su exquisita educación tiene una virtud igualmente rara: su demoledora perspicacia para señalar "agujeros de banalidad", esos puntos de equilibrio inestable (en realidad imposible), en los discursos demagógicos. Puede que su profesión de jurista lo tenga precisamente  acostumbrado a detectar los vacíos de inconsistencia y abusos de retórica en la satisfecha presunción de superioridad moral que es manía de muchos y plaga de nuestra izquierda; una suficiencia equiparable a la pereza mental, aliñada de autocomplacencia y una absoluta carencia de sentido crítico respecto a sí mismos. Los tonos que marcan su propaganda cotidiana son absurdos como la ilusión monopolista de la certeza y la autoridad para sentenciar sobre lo bueno y lo malo, así como el sectarismo y la arbitrariedad en el dictamen sobre cualquier fenómeno (para ellos surgidos en el magma farragoso de una apariencia inmutable y que, por supuesto, no tienen ninguna intención de transformar). Así es la izquierda reaccionaria, tal como la caracterizó Horacio Vázquez Rial en su memorable ensayo. Porque la demagogia y la disociación cognitiva, el creer en lo que más nos conviene antes que en lo razonable, dividir a los demás en "conmigo o contra mí", y autoinvestirse con supremacía heráldica, cual galas valleinclanescas, son actitudes esencialmente reaccionarias.

Hoy, 28 de octubre de 2012, a treinta años de aquello, Domingo celebra la efeméride con esta entrada en su biografía de Facebook:

"150 personas a la calle (un tercio de la plantilla de la empresa), aplicando la denostada reforma laboral de Rajoy, es decir, los exiguos 20 días por año. Los que se quedan verán reducido su sueldo en un 15%. En esa empresa el presidente cobró el año pasado 13 millones de €. Los 54 directivos, una media de 209.000. La cúpula directiva ha puesto la sociedad en manos de un banco y de una aseguradora norteamericana. Política económica modelo tea party. ¿Para cuando un reportaje de Gonzo en El Intermedio, denunciando a estos tiburones neoliberales? ¿A qué esperan los blogueros de la revolución y las progrestrellas del twitter para inundar la red de insultos y proclamas? ¿Lo llevará el diario global de la izquierda en su portada y editorializará sobre la deriva ultraderechista de la economia y el empresariado español por culpa de las reformas de Rajoy? A todas estas preguntas podéis contestar con un rotundo NO. La izquierda española -esa cosa- está ahora centrada en lapidar al dueño de Zara por haber tenido la osadía de donar 20 millones de € a Caritas. Otro gallo le hubiera cantado de haber atracado un Mercadona y haber repartido dos pollos y una sopa de sobre en alguna casa ocupada. Pero 20 millones y a una organización católica es una provocación inaceptable. Así que no, no esperéis a la hipócrita y demagoga izquierda española en esta batalla porque la empresa que ha aplicado las recetas económicas de la "derecha extrema" no es otra que EL PAIS".

Por mi parte, nada que añadir.


jueves, 25 de octubre de 2012

Lo de Javier Marías

Que un escritor rechace un premio es bastante insólito. Pero que un escritor español deje pasar el Nacional de Literatura en su especialidad de narrativa, como ha hecho Javier Marías hace unas horas, resulta un fenómeno extraterrestre por lo increíble. Un autor de narrativa que no apetece laureles literarios, mucho menos oficiales, y que desdeña además los 20.000 euritos libres de impuestos del galardón, es rara avis en el gremio. Y tan raro.

Igual que estamos acostumbrados a los políticos granjeristas, nos hemos hecho a la idea del escritor ávido de chollos, prebendas, favores y distinciones. Parece que una cosa y la otra, ser escritor y apetecer canonjías, es parte del mismo oficio. Pues no. Al menos no para Javier Marías.

En un país como el nuestro, donde los niveles de lectura continúan siendo tan bajos (y más que lo van a ser, con la moda del e-reader que acabará siendo de uso común y arrinconando definitivamente al papel), conseguir salir adelante con las ventas de una novela, o de siete novelas, parece tarea imposible. Por esa razón, el escritor, de natural y por lógica, se abreva a la sinecura, el centenario, el milenario, los juegos florales, el bolo, el "ciclo de conferencias" que, digo yo, se lo deben saber de memoria porque siempre las imparten los mismos, sobre el mismo tema y en los mismos sitios. Nunca en los arrabales de la literatura hubo tantos escritores levantando la tapa de los contenedores, a ver qué hay, o qué han dejado los demás.

Otra. Qué afición le tienen cogida los políticos de este país (hoy hay que llamarlo así, estepaís), a la instrumentalización de la literatura, supeditándola y utilizándola con cierto descaro y bastante arbitrariedad en función de sus intereses puntuales. Parece como que se hubiera tramado una alianza estratégica, bastante natural, entre unos y otros: a fin de cuentas el oficio es el mismo: decir las cosas e intentar seducir las conciencias. El momento más descarado de esta confraternización entre gatopardos y goliardos se produjo en 2009, con ocasión del famoso y macabro "Kirmen de Uribe". Un jurado en el que ninguno de sus miembros habla y mucho lee en euskera da el premio nacional de narrativa a una primera novela de un poeta vasco que no ha sido traducida al español. Eso sí, todos los juramentados tenían el correspondiente manuscrito impreso y traducido por el diligente de turno. O sea, que concedieron (regalaron, seamos precisos) el premio a un montón de folios recién salidos de la impresora. Luego llegó la explicación, claro. El poeta en cuestión, proviniente de los ámbitos nacionalistas no-moderados y reciclado al constitucionalismo más o menos, era y es amigo de Patxi López. El galardón no premiaba la valía de la obra (¿para qué, si es todo política?), sino la buena intención y el buen rollo. Y que la amistad tira mucho, y que los amigos están para demostrarlo...

Aquel asunto tan, pero tan español en sus vertientes valleinclanescas y berlanguianas, me recordó en su día otra ocurrencia fabulosa, en otro contexto pero con muy semejante significado: cuando la universidad de Granada otorgó el Doctorado Honoris Causa al rey de Marruecos Muhammad VI (entonces flamante monarca) porque iba a hacer mucho por la democracia en su país. En un artículo de prensa yo solicité que me otorgasen el Premio Nobel de Literatura porque, en el futuro, iba a escribir unos novelones que ríete tú de García Márquez, Saramago y María Dueñas. Más fácil y concebible era que un servidor alcanzase esa maestría literaria que el pequeño rey democratizase Rabat y sus alrededores. El rector granadino me llamó delirante. Los delirios democráticos del joven Muhammad ya se ve dónde llegaron.

Bueno, que me disperso como siempre (mira que Faramio me lo tiene advertido: "Eres un pelma, colega". A lo que vamos.

Hoy, Marías ha dado ejemplo a muchos. Su maestro Benet estaría bien orgulloso. Y los escritores que creemos en la literatura y descreemos del frontón tuya-mía, estamos satisfechos. Los demás no, imagino. A los demás estas verdades no les escuecen porque aquí, en este mundejo, la verdad no hiere: simplemente es inoportuna. Y molesta. Como diría don Corrado Pirzzi: Es mala para el negocio.

martes, 23 de octubre de 2012

¿Solidaridad interterritorial?

Los territorios no tienen derechos. Los territorios tienen ríos, fuentes, prados pequeños y grandes, carreteras, montes, árboles, cultivos, flora y fauna. Y edificios y construcciones, puertos, canales y caminos.

Los que tienen derechos son los habitantes de los territorios. Los ciudadanos.

Como a Faramio  le entra a menudo la vena ecologista, le aclaro desde ya que esos mismos ciudadanos tienen derecho a disfrutar y vivir su cotidianeidad en un ambiente sin degradar, limpio de contaminación y que no sea pasto de la especulación urbanística. Y tienen derecho a convivir con una fauna libre y salvaje, y mayormente protegida.

Precisión hecha, vamos al meollo.

Viene todo esto a cuento de la supuesta desigualdad territorial en lo que concierne al reparto de los impuestos recaudados por el Estado, el célebre déficit fiscal que alzan furiosos como estandarte de guerra los nacionalistas de todas partes y algunos no-nacionalistas aunque muy concienciados con aquello de "las raíces" de la gente. (A ver, Faramio, no te pongas pesado: raíces tienen las plantas, los seres humanos tenemos pies para ir adonde nos dé la gana).

Quien diseñó un Estado como el español, basado en el prejuicio de territorialidad autonómica, no pensó (y si lo pensó seguro que se lo calló, el muy pintas), que compartimentar la soberanía nacional en segmentos autonómicos suponía y supone declarar gallardamente que no todos los ciudadanos son iguales, que unos tienen más derechos que otros en función de en qué comunidad autónoma residan y también de cuál sea su "adscripción identitaria". Quien se inventó el concepto medieval, caciquil y terrahabiente de "solidaridad interterritorial", no reparó seguramente en que son los ciudadanos y no los territorios quienes pagan impuestos, y que el Estado no tiene obligación ninguna de compensar a los territorios por nada. El Estado dispone del sus arcas (salva la buena fe), conforme a sus propios fines, que son el bien común; y no tiene que dar más explicaciones sobre si invierte más en girasoles que en cemento o en armas que en togas para los fiscales. Si no nos gusta cómo se administra el Estado, para eso están las elecciones.

El Estado no tiene que "repartir" pensando en los derechos de los territorios, sino en las necesidades generales y en el bien de la ciudadanía, vivan los contribuyente (o no contribuyentes), en Sestao o en Mazagón.

El concepto de "solidaridad interterritorial" en el fondo enmascara una concepción feudal de lo público y, de paso, nutre el supremo argumento nacionalista:. "El dinero de los albaceteños, para Albacete" . Que no, hombre. Que los albaceteños tienen todos los derechos del mundo pero Albacete es un montón de tierra, prados, ríos, fuentes, regatos grandes y pequeños, caminos y trochas. Y alguna que otra vereda, seguro.

(Me perdonen los de Albacete, no se me ocurría otro ejemplo más a mano).

domingo, 21 de octubre de 2012

Los mismos con las mismas

La última vez que presencié el fenómeno fue en Carmona, pero tú ya sabes, en pleno valle del Guadalquivir estas actitudes caciquiles, prepotentes, un poquito chulescas de los políticos locales surgen de natural y resultan incluso pintorescas. Lo da la tierra y lo da la historia. Lo que no imaginaba es que en tierras gallegas iba a suceder tres cuartas de lo mismo: en plena jornada electoral, a las puertas del centro cívico donde están instaladas las urnas, ocupando ufanamente varias mesas de la cafetería al aire libre en la soleada mañana de domingo... Ahí los tienes, los mandamases del PP y del PSOE, con sus cartelones del partido colgando del pecho, bien visibles, casi tan llamativos como ellos se muestran aspaventosos, cordiales con todo el que pasa, exageradamente sociables, simpáticos a más no poder y, al mismo tiempo, con cara de "aquí mando yo y ojo que te he visto... o no te he visto".

Me dirijo a uno de los policías municipales que hacen guardia en el recinto y le explico que esos caballeros y esas señoras, todos vestidos de domingo y todos con su cartelito prendido al pecho, están haciendo propaganda de sus siglas y emblema en jornada electoral. La respuesta del policía ha sido demoledora:

-Ah... Se equivoca usted, caballero... Ese señor no está haciendo propaganda... Ese señor es el alcalde.

Pues no he entrado con buen pie, vaya por Dios.

El alcalde me explica, muy pedagógico, que ni él ni sus compañeros de partido ni sus compañeros de corporación (o sea, los que no son de su partido pero también lucen iconografía política a modo de peto), son apoderados e interventores y tienen que estar identificados como tales. Respuesta, Faramio, no te la pierdas:

-Serán apoderados e interventores ahí dentro, en el centro cívico y en las salas donde la gente está votando. Aquí fuera, repantigados, tomando cerveza y saludando a la afición... ¿qué apoderados ni qué interventores ni qué gaitas? (Gaitas gallegas, por cierto).

Total, que ni tiempo a replicarme le he dado porque hace buen día, estoy de buen humor y lo que menos me apetece es discutir con un mandamucho de estos de pueblo.

-Ea... Hagan ustedes lo que quieran, que es lo que siempre han hecho y lo que van a seguir haciendo. A mí me da lo mismo, ya he votado y me voy a casa. Tengan buenos días.

Anda ya... Después de vivir cuarenta y siete años en Andalucía (cinco de ellos en el hábitat natural del jornalerismo sevillano, entre Paradas y Écija), me van a venir a explicar estos aficionados lo que es el caciquismo. Que sí, hombre... Que tengan muy buenos días.

lunes, 15 de octubre de 2012

Caída libre

Sube a la estratosfera en un avión superferónico de esos, se lanza en caída libre protegido con un equipamiento espectacular, recorre 39.068 metros en un vertiginoso descenso durante el cual ha roto la barrera del sonido, cayendo a velocidades que superaban los 1.130 Km./h. Tras diez minutos de vuelo, abre el paracaídas y se posa tranquilamente sobre el mismo planeta del que había salido, el que comúnmente llamamos Tierra. Y hala, en casita de nuevo.

Me sucedió algo parecido, en 1976. Con motivo del bicentenario de la Constitución de los Estados Unidos de América tomé un tren en Granada con destino a Barcelona. Tras dieciséis horas de viaje, ya en la ciudad antes llamada Condal, subí a un autobús que me trasladó a París, y de allí, al día siguiente, a Luxemburgo (de excursión, no creas).

Después de un viaje tan largo y cansado, somnoliento y con pelín de resaca asfáltica, puse las plantas de los pies en el Gran Ducado y... ¿qué dirás que fue lo primero que me encontré? Pues a mí mismo en Luxemburgo.

Tanto esfuerzo para volver a casa...

Como dice Faramio cada vez que termina de leer la Odisea: "¿Y a éste zascandil, quién le mandó ir a Troya?".

sábado, 13 de octubre de 2012

Si una tarde de octubre un niño...

Al niño que nunca ha dejado de existir hay que escucharle siempre y dejar que se desenvuelva de vez en cuando. Hay que dejarlo montar en bicicleta, zascandilear por la playa, mojarse las zapatillas en el océano un poco rabioso, huir de las olas, jugar con la arena...

Si no lo escuchas y no le das algún capricho de vez en cuando, el niño se olvida de ti. Y entonces estás perdido, amigo. Lo dice Faramio y lo digo yo. Lo dice la maravillosa Ana María Matute: Los niños que ya no están y que no han muerto, ¿dónde viven?

Esta tarde de octubre, luminosa, templada, uno de ellos estaba localizable. Y cumpliendo con su única obligación: existir.




miércoles, 10 de octubre de 2012

¿Tan difícil es?

Tenía un pequeño problema con un envío de libros por correo, debido a mi reciente cambio de domicilio. Ayer acudí a la oficina y lo resolví en un santiamén. El jefe de los carteros me dijo, orgulloso y muy satisfecho: "Para que luego digan que Correos funciona mal". "Nada de eso", contesté. "Al revés, si el grado de civilización de un país se mide por la puntualidad de sus trenes y la exactitud de su servicio de correos, España, al menos en este último aspecto, debe de servir como ejemplo a muchos". Y el hombre se quedó más orgulloso y más satisfecho todavía.


¿Tan difícil es que las cartas lleguen a tiempo? No lo es. Todos los días, miles de funcionarios postales se empeñan en demostrarlo.

Y si nuestro servicio de correos funciona por lo general impecablemente, ¿tan difícil es anhelar que todo marche más o menos por parecido camino, similar criterio y semejante sentido cívico sobre la importancia real de cuanto hacemos, nos interesa o nos disgusta?

Si el sentido común se llama así, común, porque todos lo tenemos (al menos no conozco a nadie que reconozca carecer de él); ¿tan difícil es que apliquemos a nuestros problemas eso mismo, sentido común?

Yo creo que no. Y eso es a lo mejor lo difícil de verdad, no tanto creer en el sentido común del resto de nuestros conciudadanos como, a secas, creer en ellos.

domingo, 7 de octubre de 2012

Porno para mamás

La ley de igualdad, la ley de paridad, la reforma del Código Penal sobre violencia "de género", el mismísimo Ministerio de Igualdad, la inefable Aído, la pizpireta Pajín, las listas electorales paritarias, la criminalización de cualquier actitud machista o "sexista", la obsesión por los derechos de las mujeres, el Día Internacional de la Mujer Trabajadora... ya tanto y tanto más.

Y las 50 sombras de Grey

Yo no lo entiendo. A lo mejor es que he nacido veinte años después y estas cosas ya no se aprendían en los Hermanos Maristas. O a lo mejor es que occidente es la reserva natural de imbécil@s más importante del planeta.

Pero no lo entiendo.


lunes, 1 de octubre de 2012

La hermandad de la nieve

Se pueden y se suelen decir muchas cosas cuando se publica una nueva novela. La verdad es que yo me quedo sin palabras, cierro los ojos y pienso en las personas a las que quiero. O, por ser más precisos: las que me quieren. Porque para ellos es mucho más importante que para mí.

Yo he elegido la literatura, y es mi vida.

Ellos, su afecto, me han elegido a mí.

Nunca tendría tanto como para responder a tanta generosidad.

Al final, una novela es un acto de amor o no es nada.