Al cruzar una calle
Como si no existieran
la rutina indeleble, las deudas con la vida,
las tardes infumables, los fracasos comunes,
la muerte y sus vacíos
llenando el corazón.
Deja a un lado todo eso:
las fingidas pasiones, las pasiones vencidas
por los días iguales, la creencia en un mundo
imposible, los años y su herida,
la tristeza sin causa del ocaso.
Cuando la edad te incline a hacer balance,
al cruzar esa calle en la que sentirás
una tranquila predisposición
a ser feliz a toda costa, siempre,
piensa las veces que te ha detenido,
aunque llevases prisa, la luz de la mañana
estrenando las cosas, la rosa que creíste
nacida para ti, o la fugaz visión
-que durará una vida-
del cuerpo hermoso, aún indefinido,
que despertó el deseo.
Son todo lo que tienes.
Su breve intensidad las hace eternas.
Antonio Manilla
365 pájaros tiene el cielo
(Antología)
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Antonio López. Gran Vía. |
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