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El Mundo - 26/04/2011
Alejandra Pizarnik cumpliría 75 años. Por primera vez en España, el Centro de Arte Moderno junto a la Casa Sefarad homenajea a la poeta judeo-argentina con motivo de la celebración de La Noche de los Libros en Madrid a través de fotografías, manuscritos, cartas, dibujos, primeras ediciones de libros y revistas, y una galería de fotografías de autores coetáneos, conforman una magnífica retrospectiva de la fascinante figura de Alejandra Pizarnik.
Esta exposición foto-biblio-hemerográfica permanecerá en el Palacio de Cañete hasta el próximo mes de junio. "Muestra material del mundo personal de ella y va dirigida a aquellos que aman su obra en toda su plenitud", afirma Ana Becciú, escritora argentina que compartió una amistad incondicional con Pizarnik durante sus últimos años de vida.
Ana Becciú, es también la editora de los íntimos diarios de la poeta argentina que se publicaron en 2003. "Manejé la documentación que llega hasta 1963, resumiendo los diarios que preparó Pizarnik en 1965. Los textos revelan algunas de las claves de su escritura, la forma en que leía el mundo y se leía, trágica y dolorosamente, a sí misma", afirma.
Pizarnik coqueteó amargamente con la vida hasta el final de sus días y fue seducida por la muerte. Se suicidó con una sobredosis de somníferos en noviembre de 1972. Tenía solamente 36 años. Pero su obsesión con la muerte comenzó el 2 de enero de 1961 cuando publica en sus diarios con una actitud autocompasiva y destructiva el odio personal que sentía hacia su físico. "Me he mirado las piernas y he subido mis ojos por mi cuerpo, lentamente, como un cuidadoso pensamiento asesino. Éste es mi cuerpo, dije. Me desperté y he visto. Manos en mi garganta. Qué idiota soy".
Desde muy joven, Alejandra Pizarnik sintió una enorme fascinación por los diarios de otros escritores, muy especialmente los de Katherine Mansfield, Virginia Woolf y Franz Kafka, traducidos en Buenos Aires en la década de 1950.
La exposición pondrá a disposición de los asistentes las obras de la biblioteca privada de Pizarnik con anotaciones y comentarios escritos de su puño y letra. "El ejemplar de Kafka que perteneció a Alejandra lleva escrito en la primera hoja el año en que lo adquirió: 1955, está abundantemente subrayado y visiblemente anotado por ella a lo largo de los años, fue su libro de cabecera, de permanente relectura durante su vida", explica.
Este doble homenaje se enmarca dentro del ciclo 'Alejandra Pizarnik no cumple 75 años' y cuenta con un intenso programa compuesto por tres jornadas en torno a la figura de la poeta argentina. El ciclo se cerrará con un diálogo entre Ana Becciú y el comisario de la exposición Raúl Manrique Girón, dónde explicarán algunos aspectos esenciales de su vida y de su obra.
Además se presentará la obra 'Dos poemas iniciales' con 100 exclusivos ejemplares firmados y numerados por su editor, producidos por Del Centro Editores. También incluye los facsímiles de los mecanoscritos originales de los poemas 'Humo' y 'Reminiscencia' con un dibujo firmado por Alejandra Pizarnik. Ambos poemas se escribieron en 1954 bajo el seudónimo de María Pisserno, firma que la poeta uso en sus inicios.
La importancia de Alejandra Pizarnik en la literatura argentina en particular, y en la literatura universal, radica principalmente en el efecto que produce en los lectores, más allá de las innovaciones literarias. Su obra suele despertar tanto ferviente admiración como rechazo visceral. Pero nunca indiferencia.
Desde el punto de vista literario, la obra de Pizarnik es única, tanto por los temas como por el tratamiento del lenguaje. De allí las dificultades de incluirla en un movimiento literario, entre la poesía surrealista, neorromántica o humanista, sin que encuadre plenamente en ninguno de estos movimientos. Es una de las grandes poetas en lengua española,admirada por escritores de la talla de Octavio Paz, quién le escribió el prólogo del libro 'Arbol de Diana', Julio Cortázar o Enrique Molina. Entre su legado literario, hay que mencionar libros como 'La tierra más ajena', 'Arbol de Diana', 'Extracción de la piedra de la locura', 'El infierno musical', 'Los trabajos y las noches', 'La condesa sangrienta', entre otros.
"Casi nadie podía mirarla, comprenderla y amarla tal cual era, y cuidarla, para que siguiera escribiendo esos poemas que ahora son lenguaje", afirma Becciú. Quizás lo que mejor defina su obra sea la relación misma de Pizarnik con la poesía en general. En sus propias palabras: "por la literatura, yo he perdido la vida".